Tú
y Bécquer tienen la culpa,
tú,
con tu palabra anodina
y
enterrada bajo el silencio,
esperando
ser redescubierta.
Bécquer
con esa melosa indecencia,
destruyendo
mi niñez,
lanzando
mi inocencia al vacío.
Tú,
Vallejo, amigo triste y dulce
y
Bécquer enamorado,
tuvieron toda la culpa
que
nunca supiera realmente
lo
que era la poesía.
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