lunes, 21 de mayo de 2012

ALMA

Esta noche de agonía,
si acaso tengo alma,
con seguridad la  tengo extendida
sobre mi cuerpo enfermo;
brindándole vigilia,
cubriéndole del frío y del dolor,
vaciada sobre el molde
de mi existencia,
como una fervorosa frazada,
como ese inevitable cielo azul
que cubre a la tierra,
y a pesar, esperando en el borde
para huir a los infiernos,
el único lugar donde mi alma
podría sentirse a gusto,
en compañía de Baudelaire,
de Neruda y de Vallejo,
de tanto violador atormentado,
de tanto infeliz acaudalado
y de tanta puta irredenta
que nunca cobró.  







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