diminuto
como aliento de mariposa
nocturna
hurgo en silencio tu tierra
húmeda
después de la lluvia
efímera
obro tardíamente tu cuerpo
sembrando
memorias desentendidas
abriendo
el largo destierro a casa
inerte
como una roca viva
desnudo
otra vez avergonzado
muerto
otra vez perdido
pago
y me incorporo del absurdo
vuelvo
a dejar que me agobie la vereda
huyo
al mí mismo y sin protesta
ahogo
el aire en palabras huecas
yo
soy otra vez yo mismo
eterno
hombre desmujerado y anodino
humano
en búsqueda de humanidad que
desanda
el sendero de pétalos y
coge
la lluvia entre sus ojos
nadie
en casa va a esperar
nadie
y él tampoco es alguno.
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