Como
puede resultar evidente
para
el entendimiento
del
que quiere ser humano
no
existe en este mundo
ni
en el otro
un
cielo sobre la tierra
al
que asciendan
los
espíritus buenos,
ni
los infiernos están
bajo
la mierda que arrojamos
hirviendo
en su sangre
a
los malditos condenados.
En
este mundo efímero,
el
alma es una fuerza límite,
es
una chispa de luz,
es
un momento fugaz,
es
un grito desesperado.
El
alma está sola
y
sufre su breve existencia,
por
ello debe cuidar al cuerpo
que
siempre se quiere ir
de
muchas maneras
imaginables,