Sólo hay algo que escapa a nuestra fútil percepción: que todo debe acercarse o alejarse de la perfección, incluso aquello que no puede ser conocido, porque de hacerse dejaría de ser y sería lo que para nosotros es o no es.
Así, las cosas
van entrando
y van saliendo
de nuestro mundo.
Y un día es un flujo
de sueños
que se pierden
o se ganan
para la fugacidad.
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