domingo, 3 de junio de 2012

UCRONIA

Si el mundo fuera como debiera ser
no habría dioses ni endiosados;
no habría receta, ni código, ni libro sagrado,
ni guía para saber que hacer o que no hacer,
ni una sola palabra imprecisa.

Para comenzar,
ni siquiera esto que escribo
habría sido escrito
y yo ya estaría
dedicado a las cosas
que hacen posible la felicidad,
sin temor, sin ataduras,
sin expectativas.

Porque, 
si el mundo fuera como debiera ser,
yo no sería yo sino el otro que me mira;
y tú serías quien yo quisiera que fueras
Y la existencia sería como la sensación
de una flor del campo en primavera,
de una mañana de verano en la playa,
de un cometa de agosto que se eleva,
de un sueño de niño que nunca acaba.







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